La fuente de esta noticia es: EMOL La insólita historia de Pei Chung, una mujer que se presentaba en redes sociales como “influencer gastronómica” y que acumuló decenas de acusaciones por irse sin pagar de restaurantes en Nueva York, sumó esta semana un nuevo capítulo al ser desalojada de su lujoso departamento en Brooklyn.
La mujer pedía platos y abandonaba los locales sin abonar la cuenta, en ocasiones tras asegurar que colaboraba con marcas o que promocionaría el negocio en redes, llamando la atención de tabloides como The New York Post, por la frecuencia de los incidentes y lo inusual de su modus operandi.
Algunos propietarios relataron a ese medio que la mujer, de ascendencia taiwanesa, actuaba con absoluta naturalidad, que tomaba fotografías a los platos y que, una vez terminada la cena, se escabullía o fingía haber perdido su cartera.
Otros testigos aseguraron al diario que la mujer, de 34 años, repetía la jugada incluso después de haber sido reconocida por el personal de los restaurantes y algunos afirmaron que fue vetada de varios locales tras múltiples incidentes al no pagar la cuenta.
Sin embargo, la lujosa vida que proyectaba en internet, reflejada en fotos publicadas en redes como Instagram, quedó al descubierto una vez que los propietarios del edificio en el que vivía la denunciaron por no pagar el arriendo.
Según The New York Post, Chung mantenía una deuda con sus arrendadores de unos 40.000 dólares (unos $36.778.000), y finalmente el propietario logró que se ejecutara este martes una orden de desalojo mientras ella permanece en prisión preventiva en la cárcel municipal de Rikers Island.
Los agentes cambiaron la cerradura mientras un tribunal ordenó que la acusada se someta a una evaluación psiquiátrica como parte de su proceso judicial una vez que su defensa cuestionara que Chung entendía plenamente los cargos en su contra, agrega la publicación.
La difusión de sus imágenes en redes sociales ha convertido a Chung en un personaje peculiar en Nueva York, mientras algunos usuarios de X la consideran un símbolo de los excesos y contradicciones del culto a la apariencia.




