La fuente de esta noticia es: EMOL
Tos, congestión, mucosidad, dolor de cabeza y escalofríos. Esos son los clásicos síntomas asociados a un resfrío común, los cuales aparecen con mayor frecuencia durante la temporada otoño-invierno debido a la alta circulación viral.
A esos síntomas muchas veces se suma la disfonía ya que se produce la inflamación de la nariz, la garganta, la faringe y en ocasiones la laringe, donde se encuentran las cuerdas vocales.
Hay recomendaciones centenarias, traspasadas de generación en generación para combatir los resfríos y la disfonía. Las más conocidas son ingerir un té -idealmente de manzanilla- y utilizar miel para endulzarlo.
En torno a estas sugerencias, el experto aclara que “la disfonía no va a mejorar más rápido o más lento porque tomes o no tomes manzanilla o miel”, sin embargo, el consumo de bebidas a temperatura ambiente o más bien tibias ayuda a que los músculos del cuello –incluyendo la laringe- estén más relajados lo que sí ayudaría a lograr recuperar la voz.
“Si tú tienes unas cuerdas más lubricadas (…) y el cuello más calentito los músculos van a estar más relajados y la fonación va a ser más fácil”, dice Lanas. “En ese sentido ayudarían los líquidos a temperatura ambiente o más tibios y el uso de bufando o algo para proteger el cuello”, agrega.
Lanas también habla sobre la posibilidad de que la disfonía se alargue y dure más que el resfrío. En ese caso, asegura, lo más común es que el paciente haya lesionado aún más las cuerdas vocales por no cuidarse.
“Muchas veces esta disfonía que se prolonga en un paciente que no tenía ningún problema de voz antes (…) eso muchas veces tiene que ver porque no se cuidó adecuadamente y por lo tanto forzó más las cuerdas que estaban inflamadas entonces ha dificultado la desinflamación o a generado una lesión adicional producto del sobre esfuerzo como puede ser una hemorragia o incluso una inflamación tipo nódulos”, dice.
En ese caso, si la pérdida del tono natural de la voz dura entre 10 a 14 días, se debe consultar directamente con un médico. En general eso se trata con medicamentos antiinflamatorios o, a veces, con fonoaudiología.
