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Se le atribuye ser la primera influencer, cuando aún no existía Instagram ni las otras redes sociales. Su actitud, estilo de vida, sentido de la moda, su habilidad para ser siempre atractiva para los medios e influyente para sus seguidores –sin ser de lleno cantante, actriz o activista– es un oficio que no muchos manejan con tanta destreza como Paris Hilton.
En su corta vista a Chile, la socialité estadounidense ha causado un inusitado revuelo, desde que aterrizó ayer en la mañana en el aeropuerto de Santiago, donde incluso la esperaban algunos fans; luego en su visita al Instituto Teletón de la Alameda, junto a Don Francisco, que generó un alto interés periodístico; y también hay una gran expectación por el evento de mañana en el Parque Arauco, donde presentará su nueva fragancia, Ruby Rush.
Contó que durante su adolescencia se solía escapar de su casa en Nueva York para ir a fiestas y discotecas con sus amigas. “Mis padres eran tan estrictos que provocaban que quisiera rebelarme. Me castigaban quitándome el teléfono móvil, la tarjeta de crédito, pero nada funcionaba”, explicó.
Para disciplinarla, sus padres decidieron enviarla a distintos internados para adolescentes con problemas de conducta. El último de ellos fue “Provo Canyon School”, en Utah.
“Cuando llegué sabía que iba a ser el peor (…) Desde el momento en que me despertaba hasta que me iba a dormir, tenía gente gritándome en la cara. Era una tortura continua. La gente que trabajaba allí nos decía cosas terribles. Te hacían bullying. Creo que su meta era quebrarnos. También eran físicamente abusivos, nos pegaban y nos estrangulaban“, señaló.
“Nos sentaban en sillas, mirando a la pared durante todo el día y nos gritaban y pegaban”, relató Hilton, admitiendo que aún tiene pesadillas al respecto. Dice que también les daban pastillas a los estudiantes, y como ella se negaba, la obligaban a quitarse la ropa y la encerraban en un cuarto durante horas. “Usaban eso como castigo, a veces nos tenían encerrados 20 horas en un día. Tenía ataques de pánico y lloraba todos los días. Era muy miserable, me sentía una prisionera y odiaba la vida”, aseguró.
En el documental, Hilton dijo que “escondí mi verdad durante mucho tiempo, pero estoy orgullosa de la mujer en la que me convertí“. “La gente probablemente asume que todo en la vida me resultó muy fácil, pero ahora quiero mostrarle al mundo quién soy realmente”, afirmó.
En el documental también se refirió al video sexual que grabó con su ex novio y que se difundió sin su consentimiento en 2003. Dijo creer que “si eso pasara hoy, la historia no sería la misma”. “Era mi primer relación, tenía 18 y estaba muy enamorada de él, por eso quería hacerlo feliz. Me acuerdo que sacó la cámara y en algún punto me presionó (…) Fue como ser violada de manera virtual, y la gente pensaba que lo hice a propósito. Yo no necesitaba hacer eso, siempre tuve un plan para lograr mis objetivos”, afirmó.
