La fuente de esta noticia es: EMOL Si hay una estrella infantil que varias generaciones conocieron, esa es Melissa Gilbert. Desde que se trenzó el cabello para interpretar a la simpática y bondadosa Laura Ingalls en “La pequeña casa en la pradera”, la actriz conquistó los corazones de grandes y chicos. Sin embargo, varias décadas después ella misma confesó que mientras se mostraba alegre y enfocada ante la cámara, dentro y fuera del set se encontraba librando una difícil batalla. La misma que, hace un tiempo, confesó llevar adelante Natalia Oreiro.
Sus reacciones se volvieron aún más potentes al llegar a la menopausia. “Me volví más susceptible y, simplemente, me encontré arremetiendo contra los demás. Y eso comenzó a afectar la relación cotidiana con mis seres queridos“, explicó. La actriz indicó que hasta 2023 pensó que su condición no tenía cura, pero que su vida cambió cuando se enteró que sí existe un tratamiento. “Escribí al azar al Centro de Misofonía de Duke y dije: ‘Necesito ayuda. Por favor, ayúdenme'”, rememoró. Inmediatamente, recibió una respuesta del director de la institución, el doctor Zach Rosenthal, que le informó que podían ayudarla y que no estaba sola.
Por ejemplo, aprendió a reconocer que cuando se siente estresada, una de las primeras señales es que aprieta los pies. “Así que, en cuanto empiezo a sentirlo, relajo los pies”, explicó. “Y una vez que tengo el control sobre mis pies, por alguna razón, puedo hacer todo lo demás”, afirmó.
Gracias a las herramientas que aprendió en la terapia cognitivo conductual, “todos los que me rodean no tienen que andar con pies de plomo”, afirma. De hecho, la pasada Navidad les dio a sus hijos un regalo especial: paquetes de chicles para masticar sin miedo a su reacción. “Ha cambiado toda mi vida”, aseguró.