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A dos horas en ferry del puerto del Pireo en Atenas, el más grande de Grecia, existe una isla de una superficie menor a los 50 kilómetros cuadrados y una población menor a los 2000 habitantes que cuenta con una gran particularidad. Y es que en Hidra, las cosas parecen haberse quedado paradas en el tiempo, ya que sus ciudadanos, los hidriotas, no se transportan en autos, sino a pie, en burros, mulas o carruajes tirados por caballos.
Esto no es casual ni reciente. La prohibición de vehículos motorizados se implementó en la década del 60′ como una política de estado y como parte de un esfuerzo conjunto de las autoridades locales y de la comunidad de la isla para preservar su encanto tradicional, sus paisajes naturales y su aire limpio. También se tomó esta medida con el fin de mantener la tranquilidad de la atmósfera y de promover un tipo de turismo de baja escala y sostenible.
Salvo los camiones de basura, los bomberos y las ambulancias, ningún vehículo está permitido en la isla. Eso sí, en el agua el servicio de ferry funciona y también hay taxis acuáticos.
Aunque la prohibición del desplazamiento en auto, tuvo originalmente un aspecto al menos parcialmente práctico, con el tiempo la decisión se arraigó en la impronta cultural de la isla. Así, los burros, caballos y mulas se convirtieron en integrantes fundamentales de la construcción de la identidad de este lugar. “Acá todo el mundo vive de sus animales”, explicó Jarman. “Son nuestros autos y nuestras manos, lo transportan todo, desde materiales de construcción y muebles hasta equipaje, compras y a nosotros”.
Además de ser un lugar muy turístico, con su originalidad la isla desarrolló un atractivo especial para artistas y figuras influyentes de la política. Ejemplos hay varios, y entre ellos están: La actriz italiana, Sofia Loren, la visitó por primera vez en 1957 durante el rodaje de la película llamada “Boy on a Dolphin” (“La estatua desnuda”). En tanto, Leonard Cohen, músico y poeta canadiense habitó Hidra en la década de 1960 y le sirvió de escenario para crear su pieza musical “Bird on a Wire”. Jacqueline Kennedy Onassis, la ex primera dama de Estados Unidos también estuvo en el paraíso en la década de los 60′.
En tanto, Henry Miller, el escritor y poeta estadounidense pasó un tiempo en la isla en la década del 1930 y escribió sobre sus experiencias en el lugar. “Hidra es una isla rocosa y su población, compuesta casi exclusivamente por marineros, está disminuyendo rápidamente”, escribió Miller en su libro de viajes llamado “El Coloso de Maroussi”, en donde describió a Hidra como “estéticamente perfecta” en su tranquila gloria de blanco y azul.
Michael Lawrence, el pintor estadounidense también se mudó a la isla en la década de los 60, y señaló que vivir en este tipo de isla fomenta la creación artística. “Estar en Hidra ayuda al notablemente al proceso creativo del artista, porque te ralentiza”.