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Precisamente, esta semana The New York Times desató una ola de ira en internet luego de publicar un artículo de opinión en el que especula que Swift está enviando señales a sus fans de que es queer, a pesar de identificarse públicamente como heterosexual.
Tras la publicación, algunos usuarios de las redes sociales pidieron que el diario estadounidense se retracte. Además, en declaraciones anónimas a CNN, una persona del entorno de la popular cantante calificó la columna de “invasiva, falaz e inapropiada”.
En esa línea, su obra sostiene que “si hemos negado la existencia fáctica del cuerpo de esta manera, entonces debemos atacar el género. Es necesario, según el título de las obras de Butler, ‘disputar sobre el género’ o ‘deshacer el género’. La identidad de género no debería ser estable y sería deseable poder cambiar de género a voluntad. Así pues, este ideal de ‘fluidez de género’, (…) sería el brillante futuro de la humanidad”.
Pero el peligro de esta visión, según el académico de la Universidad de París, radica en que “ya vivimos en un mundo que ha sido moldeado por las ideas de Butler y otros teóricos del género. Los activistas de género son ahora muy activos, no solo en el mundo académico, sino en la sociedad en general”.
“Podemos ver que el término ‘género’ tiende ahora a reemplazar el término ‘sexo’ en muchas instituciones internacionales, en las que están ampliamente introducidos los activistas progénero. (…) Esta noción de género está penetrando en las escuelas, sobre todo en Estados Unidos, pero también en Europa: en Escocia se les enseña a los niños de primaria de cinco o seis años que ‘tu género es tu elección’. Es fácil imaginar la perplejidad de los niños ante estos imperativos incomprensibles a esa edad”.
Esto según él, ha generado que identidades como la transgénero se haya convertido “en el nuevo héroe de nuestro tiempo, porque es el que ha conseguido liberarse de todas las determinaciones, incluida la más fundamental, la diferencia sexual”. En ese sentido sostiene que “las redes sociales y las industrias culturales se están aprovechando de ello, lo que ha provocado una explosión del número de niños y adolescentes transexuales. (…) Los niños de muy corta edad están entrando en ‘vías de transición de género’ medicalizadas y quizás quirúrgicas, sin ni siquiera un atisbo de principio de precaución”.
“También podemos imaginar que la sexualidad, tradicional o no, caerá en desuso en favor de otras formas de disfrute más virtuales y narcisistas. La liberación radical de una determinación corporal, que es evidentemente el objetivo último de la teoría de género, corre el riesgo de tener toda una serie de consecuencias que parecen difíciles de imaginar hoy en día“, concluye el filósofo francés.