Alfarería de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca fue incluida en lista del patrimonio cultural inmaterial de la Unesco

La fuente de esta noticia es: EMOL La alfarería chilena de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca fue incluida este martes en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la Unesco que requiere medidas urgentes de salvaguarda.

Esta fue la primera decisión comunicada en su cuenta de Twitter por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), adoptada por el Comité del Patrimonio Inmaterial que se reúne esta semana en Rabat.

El comité decidió incluir la candidatura de Chile en la lista de salvaguardia urgente, que reúne elementos de patrimonio amenazados con necesidad de asistencia internacional para su supervivencia.

Según la candidatura chilena, se trata de una técnica heredada de la época precolombina y que se transmite de generación en generación.

La arcilla para elaborar esta alfarería se cuece de una manera especial que le da un característico color negro y antes se moldea usando una aguja para imprimir en ella delicadas incisiones que luego se pintan con tierra blanca.

Está profundamente arraigada en un territorio, en un entorno campesino que representa con gran poder simbólico, y eso implica una forma particular de relacionarse, desde el acceso a la materia prima hasta la forma de venderla. Las artesanas venden sus productos en sus propias casas“, subrayó el ex subsecretario de Patrimonio, Emilio de la Cerda, en el expediente de candidatura.

Esa tradición ancestral sigue viva en Quinchamalí -donde hay unos 80 alfareros- y Santa Cruz de Cuca, ubicadas en la comuna de Chillán del centro del país, donde se producen piezas utilitarias como platos y tazas, pero también decorativas como estatuas de animales domésticos y figuras de personas.

Entre las estatuas de animales, la más famosa es la del cerdo de las tres patas. 

La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky, manifestó que “como Gobierno de Chile estamos muy orgullosas y orgullosos de este tremendo logro y de este reconocimiento a las alfareras de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca. Éste es un paso enorme para el reconocimiento de esta tremenda labor, que se traspasa de generación en generación, que tiene además como protagonistas a las mujeres y que lleva desarrollándose más de 200 años. Nos interesa mucho que esta tradición se mantenga, y que haya un interés de las nuevas generaciones en este oficio y tradición”.
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